domingo, 27 de marzo de 2016

EL POEMA DE LA SEMANA



El canto de las sirenas

 


— ¡Eh, célebre Odiseo, gloria insigne de los aqueos!


Acércate y detén la nave para que oigas nuestra voz.


Nadie ha pasado en su negro bajel sin que oyera la suave voz


que fluye de nuestra boca; sino que se van todos


después de recrearse con ella, sabiendo más que antes;


pues sabemos cuántas fatigas padecieron en la vasta Troya


argivos y teucros, por la voluntad de los dioses,


y conocemos también todo cuanto ocurre en la fértil tierra.

 

 RECOGIDO TAMBÉN EN GRIEGO:

  δεῦρ᾽ ἄγ᾽ ἰώνπολύαιν᾽ Ὀδυσεῦμέγα κῦδος Ἀχαιῶν,
νῆα κατάστησονἵνα νωιτέρην ὄπ ἀκούσῃς.
οὐ γάρ πώ τις τῇδε παρήλασε νηὶ μελαίνῃ,
πρίν γ᾽ ἡμέων μελίγηρυν ἀπὸ στομάτων ὄπ᾽ ἀκοῦσαι,
ἀλλ᾽  γε τερψάμενος νεῖται καὶ πλείονα εἰδώς.
ἴδμεν γάρ τοι πάνθ᾽ ὅσ᾽ ἐνὶ Τροίῃ εὐρείῃ
Ἀργεῖοι Τρῶές τε θεῶν ἰότητι μόγησαν,
ἴδμεν δ᾽ὅσσα γένηται ἐπὶ χθονὶ πουλυβοτείρῃ.





En el canto XII de la Odisea, Ulises es advertido por la diosa Circe de lo peligroso que era el canto de las sirenas (que seducían a los marineros con sus cantos para después matarlos; y se encontraban en la costa de Sicilia). Este fragmento recoge las palabras literales que le dirigen las sirenas a Ulises. Valga como testimonio directo de unas divinidades y como fragmento genial de una obra literaria patrimonio de la humanidad.

Para ANTONIO GASPAR, compañero de Griego.

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